Escrito por: Dra. Verónica San José
Los retenedores dentales forman parte de muchos tratamientos de ortodoncia, asegurando la posición de la dentadura y manteniendo los resultados. Los retenedores dentales se usan al finalizar la ortodoncia, y su papel es evitar que los dientes se muevan y pierdan el efecto de la ortodoncia. A simple vista, son aparatos bastante molestos y lo normal es preguntarse: ¿Cuánto tiempo tengo que llevarlos? ¿Qué mantenimiento llevan? ¿Pueden doler?
Hoy vamos a intentar responder todas tus preguntas sobre los retenedores dentales, qué tipos hay y sus cualidades.
Qué es una ortodoncia y por qué precisa de retenedores dentales
La ortodoncia es un tratamiento odontológico que trata de prevenir, diagnosticar y tratar las anomalías en las estructuras maxilofaciales (en resumen, dientes y mandíbula). En una ortodoncia se pueden tratar la forma, la posición o la función de distintos dientes, tratando de “arreglarlos” para que la dentadura funcione con la mayor eficacia. La ortodoncia puede parecer simplemente estética, pero a la larga evita problemas en los dientes por mala distribución de la mordida y desplazamiento de las piezas.
Después de un tratamiento odontológico, es necesario evitar que los dientes vuelvan a su posición anterior, y ahí es donde entran los retenedores dentales. Los retenedores dentales mantienen los dientes en posición sin hacer ninguna fuerza, manteniendo así el efecto de la ortodoncia.
Tipos de retenedores dentales
A grandes rasgos, existen dos tipos de retenedores: fijos y removibles. Lo normal es que puedas elegir cuál prefieres, después de que el dentista te explique las ventajas y desventajas de cada uno. También hay casos en los que, por las características de la ortodoncia, es el dentista el que elige cuál es el retenedor dental adecuado. Generalmente es necesaria la retención fija, especialmente la inferior por lingual de los elementos 43 a 33. Cuando la oclusión lo permite también se usa la retención fija superior por palatino de 12 a 22.
Los retenedores dentales fijos consisten en alambres de acero que se fijan a la dentadura por la cara interior, la que da a la lengua y al paladar. Son muy parecidos a los brackets linguales, pero se trata solo de un alambre muy discreto y lo normal es que no cause ningún tipo de molestia ni problemas para hablar. Son cómodos y estéticos, ya que no tienes que removerlos ni se ven desde fuera. Son muy resistentes y duran años. La principal contra es que necesitan mayor mantenimiento y el dentista debe revisarlos periódicamente.
Los retenedores dentales removibles son muy parecidos a una férula, cubriendo los dientes por fuera y siendo fácilmente colocables o removibles. Están hechos de acrílico y metal. Son muy comunes, ya que pueden facilitar la higiene bucal o la práctica de deportes de contacto. Estos retenedores dentales sí que son visibles. También hay retenedores dentales removibles hechos de material termoplástico transparente, que suelen ser los más habituales. Son cómodos y prácticamente invisibles.
Las ventajas de los retenedores dentales removibles son que apenas afectan a tu vida diaria. Te los sueles poner para dormir, puedes quitártelos para lavarte los dientes y no suponen ninguna restricción alimentaria. Aún así, el dentista aún tiene que revisar el estado del retenedor periódicamente, ya que se dañan con más facilidad. Es posible que los pierdas o se te olvide ponértelos.
Duración del tratamiento
Lo normal es que tengas que llevarlos al menos 6 meses, que es el tiempo que tarda en cicatrizar el hueso alveolar. A partir de ahí, puede que necesites retenedores dentales removibles durante un año o 16 meses como mucho, retirando gradualmente el apoyo. Se suele recomendar el uso de retenedor nocturno durante toda la vida, ya que te asegura que no se muevan las piezas.
Cada caso de ortodoncia es único, y solo un profesional puede darte las especificaciones de tu caso. Si tienes dudas, puedes acudir a tu primera cita gratis a Dental Roca.
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