Escrito por: Dra. Verónica San José
No todas las personas somos iguales, tampoco lo son nuestros dientes. A la hora de elegir una ortodoncia u otra son muchos los aspectos a tener en cuenta. Por ello, es imprescindible como primer paso llevar a cabo un estudio de ortodoncia, pero realmente ¿en qué consiste y cuál es su función?
Objetivo: tener una dentadura perfecta, bonita y saludable. ¿Cuál es la mejor manera de conseguirlo? Sin duda, gracias a los maravillosos efectos de la ortodoncia. Una técnica clásica en odontología pero que, con el paso de los años y el avance de la tecnología, ha conseguido ofrecer mejores y más rápidos resultados.
No importa la edad que tengamos para empezar un tratamiento de ortodoncia, los hay de varios tipos, desde las más sencillas hasta ortodoncias más complejas que se alargarán más en el tiempo. Pero antes que nada, es imprescindible evaluar desde dónde partimos y qué queremos conseguir: para ello es vital tener en cuenta los llamados estudios de ortodoncia.
Este “punto cero” de la ortodoncia, engloba una serie de pruebas y análisis que marcarán los procesos siguientes en busca de un resultado satisfactorio y brillante para el paciente. Pero ojo, estas pruebas no solo van a tener en cuenta los dientes también otros aspectos tan sumamente importantes como son la mandíbula y el maxilar, o lo que es lo mismo la estructura ósea que sustenta las diferentes piezas dentales.
Un estudio de ortodoncia lo que hace es estudiar los huesos para así analizar cómo es la mordida del paciente y con ello, detectar la causa de los posibles problemas de oclusión. En el proceso, se realizan diferentes pruebas para dar con la ortodoncia más recomendable y que mejores resultados ofrecerá al cabo de un tiempo. Y estas pruebas incluyen varias como una radiografía lateral del cráneo, otra panorámica, un estudio fotográfico y la toma de modelos.
Pruebas para realizar un estudio de ortodoncia
La radiografía lateral del cráneo o cefalometría como su propio nombre indica se realiza de perfil para comprobar las proporciones del cráneo y que éstas sean las adecuadas. También analiza los ángulos de diferentes puntos y sobre todo respecto a los dientes.
Por su parte, la ortopantomografía o radiografía panorámica es, en este caso, una radiografía frontal del paciente. En ella se toman imágenes de todas las piezas dentales pero también del cráneo, maxilares, etc. Esta prueba es importante ya que gracias a ella podemos conocer el estado de las raíces de los dientes, el tejido óseo, las coronas… En definitiva, nos ofrece una información que a simple golpe de vista o pese a un estudio visual más pormenorizado no podrías ni tan siquiera vislumbrar. Y un paso aún más al detalle es el TAC dental.
El estudio fotográfico es importante también en un estudio de ortodoncia porque en las fotos tomadas el ortodoncista puede ver las proporciones del rostro, malposiciones, problemas de oclusión que afectan al físico del paciente… Se suelen realizar siempre tres imágenes: lateral, frontal con la boca cerrada y frontal sonriendo. Aunque también se sacan fotos del interior de la boca. Unas imágenes que servirán también para ver cómo evoluciona la ortodoncia del paciente y si ésta está siendo del todo efectiva.
Y por último, en un estudio de ortodoncia es fundamental la toma de modelos. Esto es una réplica a escala de la boca para poder ver con claridad las formas y las distancias. En esta parte, el paciente muerde una masilla de alginato donde quedan impresionados sus dientes, y desde la cual se realizará la réplica real.
Una vez se obtienen todas las pruebas del paciente, los especialistas se reúnen, analizan estos ensayos y ponen en común que tratamiento de ortodoncia es mejor para cada caso en particular. Luego se expondrá al paciente la propuesta definitiva o, si las hay, varias opciones.
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