En las últimas décadas alcanzó bastante fortuna la afirmación de que el desayuno era la comida más importante del día. Según algunos nutricionistas de prestigio como Julio Basulto o Juan Revenga se trata de una falacia. Construida por un sector concreto de la industria alimentaria cuyo principal objetivo era conseguir que desayunáramos según sus sabios consejos y que, lógicamente, lo hiciéramos consumiendo sus productos.
Según estos reconocidos expertos, sostener una afirmación con tal rotundidad carece del más mínimo rigor científico. Lo más sensato es “repartir los esfuerzos e invertir en una alimentación saludable y un estilo de vida activo a lo largo de todo el día, lo que nos dará mucho mejores resultados”.
Una polémica que rebrota
Abatido el dogma, admitimos que el desayuno debe ser una experiencia placentera y relajada. No debe ser una fuente de conflicto entre padres e hijos. Resulta evidente que la polémica sobre qué y cómo deben desayunar nuestros hijos está muy lejos de resolverse.
Las recientes declaraciones de un conocido cocinero en las que dejaba caer la siguiente frase: “Prefiero que un niño no desayune a que tome leche con cualquier bebida chocolateada y una magdalena”, abrieron de nuevo la caja de los truenos.
Aparte de numerosas salidas de tono, tan habituales en algunas redes sociales, se llegaba a apelar a los millones de niños que pasan hambre en el mundo y a las familias que no tienen suficientes recursos para dar una alimentación equilibrada. La polémica sacaba a la luz un problema que sigue sin resolverse: muchos escolares desayunan mal o sencillamente no desayunan.
Los datos son tozudos, entre el 8 y el 12% de las niñas y niños en edad escolar se saltan el desayuno. Un dato que se aproxima al 20% en el caso de los adolescentes, una práctica peligrosa que en algunos casos se asocia en estas edades a la obsesión por el control del peso.
Desayunar es saludable
Efectivamente, saltarse el desayuno no solo no ayuda a perder peso, sino que desencadena normalmente el efecto contrario. Muchos niños y adolescentes se acuestan demasiado tarde y se levantan ya cansados, de forma que prefieren dormir quince minutos más antes que levantarse y tomar una taza de leche caliente con cereales. El resultado es que a menudo se pasan toda la mañana sin ingerir alimentos, para llegar después a mediodía a casa y comer de forma descontrolada.
Resulta innecesario recordar que un buen desayuno es imprescindible para desarrollar un correcto rendimiento escolar, pues mejora la concentración y aporta la energía necesaria para sacar adelante las extenuantes tareas diarias, las escolares y las extraescolares.
Por una salud integral
Está comprobado que los niños y adolescentes que desayunan bien disfrutan de una mejor salud integral, pues ingieren desde bien temprano la dosis diaria necesaria de Calcio y Vitamina D. Estas se encuentran en productos tan comunes como la leche, el yogur, los huevos o los cereales naturales.
En cambio, sustituir estos productos sanos por leche con cacao azucarado y bollería ultraprocesada insana atiborrada de grasas saturadas no parece la mejor elección. Contribuyen eficazmente a desarrollar problemas de sobrepeso y obesidad infantil, que afectan ya casi a la cuarta parte de los niños españoles.
Según un estudio publicado en España hace pocas semanas por la Iniciativa Europea de Vigilancia de la Obesidad Infantil de la Organización Mundial de la Salud (OMS), un 40% de los pequeños tienen sobrepeso, de los cuales un 19% de los niños y un 17% de las niñas sufren obesidad. Padecer esta patología durante la infancia se relaciona con un aumento del riesgo de sufrir obesidad en la edad adulta, diabetes del tipo II, enfermedades cardiovasculares y otros problemas de salud.
La caries infantil, un problema muy común
Por lo que respecta a la salud bucodental, es oportuno recordar que el Calcio ayuda a tener huesos y dientes fuertes y sanos. Mientras que el exceso de azúcar tiene efectos muy negativos sobre la dentición de los niños y jóvenes. Provoca problemas tan comunes como las temidas caries, así como dando inicio a otras patologías importantes y peligrosas de cara al futuro adulto, tal como ya hemos comentado en artículos anteriores.
Malnutrición vs desnutrición
No es lo mismo estar desnutrido por la falta del necesario consumo diario de un mínimo calorías, que malnutrido por exceso de las mismas. Si a la sobreabundancia de calorías añadimos otros inconvenientes de la vida moderna como el sedentarismo en edades tempranas, esos niños que se pasan todo el día pegados a las pantallas, el problema está servido.
Si su hijo insiste en que se levanta cansado y sin hambre, intente que se acueste más temprano y meta en su mochila algo de comida sana. Una pieza de fruta o un sándwich de pan integral con queso y tomate no cuestan mucho más caros que unas galletas o un paquete de magdalenas. Se tarda casi el mismo tiempo en prepararlos con la diferencia de que el resultado será mucho mejor para su salud.
Si quieres saber más sobre la doctora Flor María Revilla puedes consultar su página personal o ver su Currículum.
© Dental Roca, enero 2019.
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