Brackets cerámicos
Son una interesante alternativa a los metálicos, especialmente para aquellas personas que puedan estar más preocupadas por la estética o que puedan tener algún tipo de alergia a los materiales, como níquel o titanio, con los que están confeccionados.
En este caso, el bracket está fabricado con un material similar a la cerámica, generalmente de silicato de litio, y un color muy similar al del esmalte dental, lo que reduce de gran manera su impacto visual, y al no ser tan duro ni tener bordes afilados se reducen las molestias por llagas y rozaduras.
No son tan resistentes como los brackets metálicos, por lo que a veces pueden sufrir roturas y deben ser reemplazados; además, su eficacia es algo menor a la hora de dirigir el movimiento correctivo del diente, lo que puede alargar el tiempo de tratamiento.
También hay que tener cuidado con el consumo de alimentos o productos que pueden manchar o alterar el color de los brackets, así como llevar a cabo una higiene exhaustiva.
Una solución práctica muy interesante es colocar brackets cerámicos en la zona de la dentadura más a la vista, para ganar en estética y discreción, y realizar el resto de la ortodoncia con brackets metálicos.